viernes, 27 de agosto de 2010

*

Digamos que el mundo es muy relativo, digamos que todos decidimos, pero aunque digamos, repitamos o gritemos las cosas no terminan de cambiar.
Una vez un buen amigo me dijo que la esperanza permanece en el corazón de los hombres a pesar de que todo se oscurezca y el camino a seguir se pierda. Todo son palabras, todo son silabas, todo son sonidos… pero por primera vez me han ayudado a creer que el tiempo es la clave, aunque siempre hay factores determinantes, de gran variedad y tipo, pero al fin y al cabo determinantes.
¿Cuándo somos felices realmente? ¿Cuándo lo compartimos todo? ¿o cuando el egoísmo y el egocentrismo residen en nuestro corazón? Responde sinceramente… yo sí se cuando soy feliz…
La vanidad y la hipocresía, grandes amigas del ser humano, sin olvidar al orgullo, que ha destrozado países enteros y ha enfriado almas.
Nos proponemos seguir, ya sea solo o mal acompañado, pero seguimos, nos mutilamos por el camino, nos cegamos por voluntad propia, y sin embargo continuamos… buscamos con ansiedad ese resquicio de luz que alumbre nuestra mente, que nos devuelva la confianza y nos permita volver a sonreír.
Que simple es la vida y que bella la resignación

No hay comentarios:

Publicar un comentario